Para ellos él lo sabe todo, es el gran sabio, y a el padre le llena de orgullo. Para el menor su padre es un personaje necesario en el desarrollo y es el modelo a seguir para el menor y su protector. Para él es perfecto, fuerte, hace todo muy bien. cuando el niño se identifica con la imagen masculina comienza a ser parte de ese grupo.
En la etapa de la adolescencia y en la infancia es la figura paterna lo máximo, y tiene dimensiones especiales. Pero en la etapa de la rebeldía todo cambia y la idea del padre perfecto disminuye, en esta etapa de la adolescencia hay discusiones por la forma de pensar del adolecente y el padre tiene que ejercer la autoridad por lo cual hay mas disensiones.
Pero retomando el tema, el niño imita al el padre busca a toda forma ser como el padre, defiende cada una de las ideas sin discusiones mientras que en la adolescencia las discute.
Los niños con frecuencia toman el patrón del padre en otras ocasiones de un tío, abuelos si es que el padre no cubre las expectativas. Pero la misma naturaleza le exige un patrón de imagen de varón.
Pero una triste realidad el padre dejara ser el ídolo, el gran sabio para convertirse en el hombre que en todo se equivoca. Para el adolecente el padre es la persona con la que nunca se puede hablar por que las ideas y consejos son anticuados pasados de moda.
Hay excepciones no siempre el adolecente piensa de esa manera, en otras el hijo ignora totalmente a el padre. No hay discusiones pero para el no existe, al correr del tiempo el hijo se da cuenta que necesita del padre y que el tenia toda la razón.
Hay que comprender a nuestros hijos en su crecimiento y hacerles ver que como padres nos equivocamos, que no somos el ídolo perfecto pero tampoco el que no sabe nada. Entendamos que algún día fuimos jóvenes, y que los años nos dieron la experiencia para entender y valorar a los padres.