No es extraño que los niños, fuera de casa, nos abrumen con incesantes caprichos ni tampoco que si sus peticiones chocan con nuestro rotundo no, y terminan haciendo el gran berrinche.
El antojo consiste casi siempre en helados, golosinas etc. Que además de poseer un escaso valor alimenticio, resultan perjudiciales.
Aclaremos al menor de antemano. Si ya ha ocurrido otras veces, dígale que ira con usted con la condición que no hará ninguna clase de berrinche y no hay golosinas ya que estas no son buenas para su salud y aun cuando el haga un berrinche habrá una buena disciplina.
Hay que dejárselo bien claro y que si insiste la próxima vez se quedara en casa, y cumplir lo que se habla ya que si flaqueamos el le quitara a nuestras palabras la autoridad.
Se puede pactar con el su derecho a escoger a la hora de comprar entre tres opciones seleccionadas por nosotros pero siendo algo nutritivo como un yogurt, gelatina pero que sea de nutrición.
Si falla el intento y llora y se pone insistente no sucumbamos a su empeño, ningún niño se ha traumatizado por una rabieta, no le de pena el show la próxima será mas suave o ni siquiera se producirá.
Mas sin embargo terminamos cediendo tendremos berrinches por siempre aun cuando sea grande.